Tuesday, August 16, 2011

La Conchita de la Casa Blanca


Son las 1:10 y “Conchita”’ como es conocida por muchos se encuentra en medio de los turistas que la rodean bajo un sol extenuante de 88 F. Ella no posa, ni siquiera dirige su mirada a los lentes que se concentran en capturar su pacífica protesta, ella simplemente mantiene su mirada fija a la poderosa mansión blanca que se encuentra justo en frente suyo.

Su verdadero nombre es Concepción Martín de Picciotto, nacida en España y nacionalizada en los Estados Unidos hace ya algunos años. Desde el 1 de agosto de 1981 y a sus 66 años esta mujer ha mantenido una lucha incesable para lograr que USA, uno de los países con mayor inversión en armamento en el mundo, retire su indumentaria nuclear y detenga todo tipo de explotación en busca de recursos naturales en países de América y el Medio Oriente.

En una carta abierta dirigida al presidente de España Felipe Gonzales durante su periodo de gobierno entre 1982 y 1996 Conchita dice: “Procuro mantener una protesta permanente con el fin de despertar al mundo que pasa por esta área a sacar fotografías de la Casa Blanca. Trato de hacer entender a la gente que no podemos vivir en continua amenaza nuclear mundial que significaría el fin de la humanidad… Estoy aquí en función de LA PAZ, y al fin y al cabo no hay nada más importantes…”

Y así lo hace. En un pequeño tugurio construido a base de unos cuantos palos de madera, Concepción exhibe una muestra de carteles dentro de los que se encuentran: Un montaje del ex presidente  George Bush como muestra de ser un peligro mundial, impactantes imágenes de niños muriendo de hambre, y varios avisos en ingles expresando su repudio ante las acciones del gobierno americano.
Al momento de preguntarle a Conchita hasta cuando seguirá esta lucha ella nos contesto: “Hasta que USA comprenda que nos está destruyendo, que no puede acabar con los recursos que nos pertenecen tanto en el sur como en el oriente”. No supe qué decirle y lo único que hice fue acentuar con la cabeza un sí dudoso. Tal vez me abrumó la valentía de sus palabras o simplemente la desazón de una lucha carente de resultados más no de valor y optimismo.

Mientras seguimos dándole una lectura apresurada a los avisos, una silueta frágil se mueve con serenidad en medio de mensajes de protesta, parece verificar que cada pertenencia este en su lugar. Solo después de unos cuantos minutos vuelve a ocupar ese asiento, ese lugar que ha sido testigo de abusos, humillaciones e insultos de quienes perciben su labor como algo indigno

Hasta ahora ninguno de los 5 mandatarios que han habitado los pasillos de la Casa Blanca se ha percatado de esta silenciosa vecina que durante  las últimas tres décadas ha matizado el  paisaje que atraviesa esas enormes ventanas. Parecen estar muy ocupados para preocuparse por una lucha como la de ella y así como lo afirmó para la revista Toledo en el año 1988 siguen surgiendo injusticias como estas: “Imagínese”, dice ella “Yo he visto personas morirse de frío en este parque justo en frente de la casa del hombre más poderoso del mundo”

Conchita guarda en una pequeña cajita a la vista de todos copias de la información documentada que a lo largo de 30 anos muchos han plasmado en la tinta y el papel. Yo me uno a ellos, a esa vaga expresión que nos lleva a ocultarnos tras las letras, a esa débil voz que brilla por sus argumentos pero que se pierde en el olvido por la falta de sus actos.

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